Álvaro Riva Rey*
22/10/2015 - El
intendente resolvió comprar el libro el Prof. Alberto Lamaita Rodríguez,
dedicado a uno de los acontecimientos más relevantes de la historia lugareña,
como fue la Defensa, la Toma o la Batalla de Florida, según se mire.
El hecho ha motivado una
cacería de brujas por parte de Amanda Della Ventura, edil de la Vertiente
Artiguista, Frente Amplio, que pretende demostrar un acto de corrupción, o no
se sabe qué.
Dos cosas confirmamos
luego de esta encarnizada campaña: que el Frente Amplio practica el amiguismo y
el clientelismo sin tapujos –pues reivindican a sus amigos políticos- y que
lleva adelante una cacería por razones políticas con la que pretende dañar la
imagen de unos de los investigadores de la historia local más prolíficos de los
últimos tiempos.
Alberto Lamaita le ha
dado a Florida varios trabajos de investigación documentada y ha aportado una
avalancha de datos, bien documentados, como pocos lo han hecho antes.
Su aporte no será
valorado por Della Ventura, está claro. La historia y los floridenses del
futuro lo harán. El tiempo hará justicia. Tanto con Lamaita, como con Della
Ventura.
MÁS DE UN LIBRO
Cuando asumimos, en 2010,
había pendiente de pago la edición de un libro de Hortelia Díaz, que el director
Daniel Ayala había decidido costear. Fue la administración Enciso la que pagó,
finalmente.
Salvo esto y algo más –y
recuerdo un libro de Nina Riva y algo más de Fernando González Calcagno- no
había habido otras “colaboraciones”.
Desde entonces decidimos
no colaborar con la impresión de libros. El criterio que se aplicó de allí en
adelante fue comprar libros ya impresos. La edición ha corrido por cuenta del
autor y el Departamento de Cultura los ha comprado luego.
Nos aseguramos dos cosas:
apoyar la publicación y tener ejemplares que luego el intendente, el
Departamento de Cultura o la Biblioteca se encargan de repartir.
ALGUNOS EJEMPLOS
Adquirimos ejemplares de
los catálogos de Sergio Álvarez Frugoni (200 ejemplares) y libros de Mario
Giacoya, ambos ciudadanos ilustres, compramos ejemplares del libro “Memorias
del Departamento de la Florida” de Enrique Berriel, de un libro de
investigación rural de Guillermo Montaño, más de 20 colecciones de libros a
Banda Oriental –que se repartieron entre 20 escuelas rurales-, se compró un ejemplar
del libro del Centenario del Uruguay 1825-1925 (una pieza histórica), se
compraron libros a Diego Fischer “Al encuentro de las Tres Marías” sobre la
vida de Juana de Ibarbourou, se resolvió adquirir ejemplares de un libro de
Martha Oguez (compra que luego se
frustró por lo cual la autora donó los ejemplares), se asignó una partida para
la adquisición mensual de libros para la Biblioteca Municipal (que hoy está
recuperando lectores)...
Se han comprado libros
según diferentes criterios y con diferentes fines: ¿por qué no comprar el de
Alberto Lamaita si, además, contenía una investigación inédita sobre un hecho
relevante?
No haberlo hecho hubiera
significado una discriminación.
¿POR QUÉ LAMAITA?
Lamaita ha ofrecido otros
servicios a la administración y por ende a Florida –es miembro honorario del
Instituto del Patrimonio y ha aportado información para proteger y declarar
bienes, por citar algo-; está claro que es un votante del Partido Nacional y
que tiene afinidad con esta administración.
¿Lo descalifica esto?
Para Della Ventura sí. Porque a ella no le molesta que compremos libros a
Sergio Álvarez, a Enrique Berriel o a Alberto Cruz –a quien acabamos de comprar
el libro de geografía y demografía histórica de Florida.
Ella no cuestiona que
paguemos libros, viáticos o pasajes a sus “compañeros”; a ella le molesta que
hayamos comprado libros a Lamaita, una persona “descalificada” por su partido o
por ella misma.
APERTURA INTELECTUAL
Lo que la administración
Enciso ha hecho es ser plural: considerar el bien que podamos hacer a Florida por
sobre el triunfo pírrico que podría obtener su partido.
Hay una visión que está
más allá y por encima de este mundillo en el que se mueve Amanda Della Ventura,
viciado por el amiguismo y el clientelismo, cegada por el deseo de persecución
y descalificación. Un mundillo de listas negras que se consolida entre los
frenteamplistas que “operan” la cultura. Como ocurrió antes con Sociedad
Anónima, el Frente Amplio no defiende la apertura, defiende a sus amigos
políticos y ataca a los adversarios.
Si alguien ha venido a
cambiar las cosas ha sido el intendente Carlos Enciso, eso está claro. Y eso es
bueno: ¿querremos volver a las cazas de brujas, las purgas estalinistas, o las
listas negras del “estilo Amanda”?
(Publicado en El Heraldo
el 22/10/2014)
*Periodista,
director de El Heraldo y director de Cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario