Álvaro Riva Rey*
02/09/2015 - Mientras Ud. lee estas líneas estaremos
viajando a Montevideo para traer instrumentos nuevos -recién importados- para
reforzar los núcleos sinfónicos de Florida y Sarandí Grande.
La noticia se suma a la que se generó el 25
de agosto, cuando nuestro sistema sinfónico logró reunir a una multitud en el
teatro 25 de Agosto, recoger encendidos aplausos y emocionar a mucha gente que
pudo comprobar el grado de madurez de estos jóvenes músicos y del programa que
han llevado adelante.
UN
NIÑO UN INSTRUMENTO
El gobierno nacional ha insistido en la
idea de un programa “Un niño un instrumento”, amulando el nombre de aquel que
se llamó “Un niño un libro”.
El programa se sustentará en la estructura
del sistema de orquestas sinfónicas, del cual la intendencia de Florida es
parte. Ya hemos ofrecido nuestra infraestructura y nuestro know how,
experiencia recogida por jóvenes que hoy son docente, padres que han apoyado y
funcionarios que lo han llevado a tierra.
Si el gobierno nacional inicia el programa
“un niño un instrumento” nosotros estaremos en condiciones de hacerlos
participar del programa.
Mientras tanto tendremos que hacernos cargo
de darles el instrumento y ese es parte de nuestro desvelo.
CABALLOS
Y PATRICIOS
Mientras nosotros celebrábamos el éxito del
programa del Departamento de Cultura, que ha contribuido a poner a Florida en
el escenario de la música sinfónica, los Patricios del 25 lograban una de las
mejores fiestas ecuestres.
Una caballada pocas veces vista, que logró
unir el puente de la Piedra Alta con la Plaza Asamblea pasando por la Plaza
Artigas desbordó todas las expectativas.
Una fiesta que ya tiene 65 años de
tradición, con un desfile de caballería que es identidad floridense, que se
relaciona con la fecha patria, lograba dar un paso más allá, por su propia
fuerza.
DOS
MODELOS, UNA CULTURA
Hemos insistido -y quienes han seguido esta
columna lo saben- en la necesidad de la consolidación de las instituciones
culturales en Florida.
Una “Florida cultural” requiere ambas
cosas: que la intendencia invierta en la cultura generando oportunidades para jóvenes
vocacionales de la música, que el sector privado desarrolle sus propias
estrategias y programas.
En esta la semana del 25 de agosto, Semana
de la Florida, han ocurrido ambas cosas: los Patricios del 25 nos dieron esta
grata e impactante sorpresa; los jóvenes sinfónicos de Florida dieron un gran
concierto y mostraron su crecimiento.
Y nadie puede decir que una cosa nada tiene
que ver con la otra. Si somos una sociedad, si funcionamos con un sistema,
todos los movimientos culturales se cuecen en el mismo caldero.
A
FUEGO LENTO
Si logramos introducir a decenas de adultos
en la informática, si colgamos cuadros de Juanchino Curuchet, si nuestros
cuerpos de danza se mezclan con pares que cultivan la herencia húngara, si los
niños de Sarandí Grande se mezclan en una orquesta sinfónica departamental, si
la biblioteca recibe a una fundación internacional con la que desarrolla
proyectos locales, si empezamos a trabajar por una biblioteca y un infocentro
en La Cruz, si aparcerías de la región se reúnen con nuestros jinetes… entonces
hemos logrado una Florida más pujante, más comprometida con la cultura, mejor.
No hay, no tenemos al menos, una forma de
medir la felicidad de los floridenses, pero creemos firmemente que si alguien
lo hiciera encontraría enormes niveles de gratificación entre estas
colectividades que contribuyen al crecimiento colectivo, que hacen por sí mismos,
los suyos y por Florida.
Al menos lo creo así y cuando hablo con
indisimulado orgullo de estos logros colectivos, estoy seguro de representar la
opinión de muchos de mis compañeros municipales y de la gente de Los Patricios
del 25.
*Periodista,
director de Cultura.