Álvaro Riva Rey*
05/08/2015 - El 31 de julio
último ha cesado finalmente todo vínculo entre quien esto escribe y EL HERALDO.
La decisión
honesta de dar paso a una nueva generación finalmente se consumó, por lo que
desde entonces ya no formaré parte de su planilla de trabajadores, ni de
directores ni de representantes legales.
Ningún vínculo
salvo los afectivos, irrompibles e inquebrantables: me unen a EL HERALDO lazos que trascienden mi
tiempo vital.
La primera vez
que salí solo de mi casa lo hice gateando –no había aprendido a caminar- y
cuando se percataron de mi ausencia fueron a encontrarme debajo de un burro de
tipografía de tipos móviles, entre los cuales mi abuelo Alberto dirigía la
operación de editar un diario, con la misma técnica que se hacía en los tiempos
de Gutenberg.
RESPETO POR SOBRE TODO
En esos tiempos
los trabajadores eran en su mayoría nacionalistas, forjados en imprentas de
blancos y aprendí que a los trabajadores se los respetaba por su condición de
seres humanos, por su trabajo, por el honor que rendían a su propia ideología.
Un diario
inspirado en el Batllismo, con ideales liberales de corte social, no
discriminaba por género, preferencia sexual, raza, posición social o ideología
política; acá se cultivó siempre el pensamiento libre y de ello podrían dar
testimonio algunos periodistas que pasaron por sus escritorios -y que hoy día
proclaman su independencia y progresismo- si tuvieran coraje de hablar
libremente y no fueran elementos de propaganda de la disciplinada cohorte del mensajero
oficial de turno.
LAS MÁQUINAS AL OTRO DÍA
Detrás de mí y
separados por 24 horas se marcharon dos máquinas impresoras idénticas, de marca
Aurelia 125, cerrando otro ciclo: el del taller de imprenta. La independencia
del taller propio terminó ya un año antes; hoy EL HERALDO se imprime en Servicolor, la segunda imprenta que EL HERLADO contribuyó a fundar: la
primera fue Impresora Oriental.
En estos años
entonces, hemos sido parte en la formación y capacitación de decenas de
periodistas, impresores, trabajadores y de pequeños empresarios, y es con
orgullo que lo decimos, porque hemos sido parte del crecimiento de Florida.
Como hemos sido
también parte de la historia que se atesoramos impresa en más de 28.500
ediciones.
Desde siempre
hemos creído en la capacidad de la gente para salir adelante, ser mejores
personas, crecer con sus familias y dar lo mejor que tiene para dar. Eso es una
filosofía de vida.
CON LA JAURÍA DETRÁS
Hemos asumido
posición política. Lo hacemos convencidos de estar respetando las ideas que
hemos impulsado siempre: hay momentos en la vida que es imprescindible asumir
posición, con los riesgos que ello implica.
Hay otros que
prefieren arrellanarse cómodamente en el mullido sillón de la “independencia”, entre comillas, son los que dicen ser
independientes y ver el mundo desde su mangrullo, los que miran con la asepsia
del periodismo descriptivo, testimonial o sociológico. Los que piensan con la
izquierda y luego tiran la manga con la derecha.
Miran y explican
el mundo sin mancharse con la realdad. Esos son los puros. O los que dicen
serlo. Mis respetos para ellos, el mismo respeto que exijo para los demás.
MUCHO MÁS QUE EXPLICAR
Cuando asumimos
posición política asumimos también que hay que contribuir a cambiar la
realidad. En mi opinión no alcanza con describirla, hay que arremangarse. Pero
es mi opinión.
Así es que he
decidido dedicar mi mayor esfuerzo en el escenario político, mantener mi
espacio de reflexión periodística y hacer honor a una estirpe de periodistas
ideológica, política y socialmente comprometidos.
Jamás me
desvincularé del periodismo. Es mi oficio y con él nací. Esto vaya para
aquellos que me han llamado, preguntado, saludado y deseado éxito en esta nueva
etapa de mi vida.
Porque si he
escrito sobre esto, es porque hay gente a la que le importa. Al menos así me lo
han hecho saber.
*Periodista y director de Cultura.