La muerte de una institución cultural

Álvaro Riva Rey
La cultura es lo único que puede salvar un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, el compartir una empanada, un vino...
Mercedes Sosa

26/08/2015 - Con fecha 10 de agosto la embajada de Francia en Uruguay notificó al intendente Carlos Enciso la resolución adoptada por la Fundación Alliance Française de París, en acuerdo con la misma Embajada, que la Alianza Francesa de Florida había dejado de ser reconocida como parte de la red mundial de alianzas francesas.
Perdió tal calidad por faltar “a los principios básicos de la fundación”.
La noticia hubiera pasado desapercibida de no ser porque concomitantemente se anunció que el CECAP -un programa del MEC en convenio con la intendencia- debía abandonar el edificio que arrienda a la Alianza.
Es una mala, pésima, noticia para Florida. La desaparición física de una institución cultural debería ser comparable a la desaparición física de alguna notable personalidad, pero no ha sido así... Tan grave como el hecho en sí, es que no haya habido nadie que levantara la voz a favor de la cultura francesa o simplemente de la cultura.
Porque la Alianza tuvo sus momentos de esplendor, allí estuvo el único cine club del que tenemos recuerdo y estuvo, siempre, en acción del pluralismo cultural; y porque ha sido el estandarte de los valores del humanismo que se asientan en los principios de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad.

PRINCIPIOS EN OMISIÓN
Dice Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Alliance_française) que la Alianza fue creada el 21 de julio de 1883 en París por un grupo de hombres célebres entre quienes estaban Louis Pasteur y Julio Verne. Se financia con el dinero que recibe de sus cursos y del alquiler de sus instalaciones y un 5 % de su presupuesto (casi 665.000 de euros en 2003), son aportados por el gobierno de Francia. Cuenta con 1.040 centros en 136 países en los cinco continentes, que cada año reciben a más de 450.000 personas, de todas las edades; más de seis millones de personas participan en sus actividades.
Sus objetivos son tres: ofrecer cursos de francés en Francia y en todo el mundo, difundir las culturas francesa y francófona y favorecer la diversidad cultural.
Por lo visto, ninguno de los tres se cumplía en Florida.

UN DEPARTAMENTO CULTURAL
Es posible que haya habido omisión por parte de los propios franceses que no aportaron lo que podrían haber aportado, que haya habido omisión del gobierno nacional o departamental e incluso de sus propios directivos y socios, pero es inobjetable que ha habido un pasmoso desinterés colectivo.
Las instituciones culturales independientes están en proceso de extinción y si alguna de ellas sigue existiendo, es porque se han dedicado a negocios deportivos o sociales más lucrativos y rentables que la misma cultura.
No existe una política de apoyo a estas instituciones en Florida. Si la Alianza Francesa de Florida ha dejado de existir es porque existe el precepto de que la cultura debe ser oficial, porque da pérdidas.
No hay fondos, ni recursos públicos, ni campañas de socios, ni una comunidad preocupada por su existencia.
Si hubiera sido un club de fútbol -y está bueno que ocurra- seguro habría plañideras crónicas sobre tiempos heroicos y hazañas increíbles, crónicas periodísticas extensas, además de reivindicaciones sociales y hasta políticas para defender los colores de su camiseta.

Y ASÍ VAMOS
Donde antes había una Alianza Francesa hubo que instalar un CECAP para atender a jóvenes de Florida que ni trabajan ni estudian, a los que hay que alimentar y educar. El MEC incluye a los CECAP en la lista de inversiones culturales por departamento.
La muerte de una cosa parece ser la necesidad de la otra. ¿Será éste el destino de nuestras instituciones culturales, por cada una que muera un nuevo CECAP?
Si fuera así, vamos por mal camino.
La Alianza Francesa no puede vivir de las clases de francés, el idioma de la cultura y la diplomacia ha sido desplazada por el idioma comercial por excelencia, el inglés.
Cuando asumí en cultura, en 2010, un libro que me obsequió mi hijo hablaba ya de esta crisis en Uruguay, sobre dificultades de las instituciones culturales para captar recursos, para generar socios, para existir...
Necesitamos una política pública para revertir esto, acá, en Florida, y en cada rincón del departamento.
Habrá que pensar en ello, por la Alianza Francesa y por las que podrían venir.


*Periodista, Director de Cultura.

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