Álvaro Riva Rey*
14/04/2014 - Esta semana comenzaron
las reparaciones en la Biblioteca Municipal de Florida.
Se creó por iniciativa privada y el 12
de mayo de 1911 se transformó en municipal.
Con más de un siglo de existencia,
es una institución cultural pionera en Florida y su edificio actual fue
inaugurado el 7 de octubre de 1982, es decir, en tiempos en que aún no habíamos
recuperado la democracia.
El 30 de mayo de 2013 inauguramos la
remodelación de la Sala Héctor René Rubio, que había sido creada durante la
administración Arocena por iniciativa de su director de Cultura, Alexis Lissio.
Esta es la primera inversión en
años.
Hoy tiene un estimado de 28 mil
libros, la mayoría de ellos donados. No hay datos sobre cómo llegaron allí porque
no hay inventarios, ni tampoco de cuándo data la última compra de libros.
EL DIAGNÓSTICO
Dice la licenciada Mariela Muñoz,
que fue quien hizo el informe técnico, que “el crecimiento de la colección se
debe principalmente a las donaciones que se reciben.
“Por este motivo la colección se
caracteriza por tener libros desactualizados, en muchos casos deteriorados y no
satisfacer la demanda de los usuarios.
“Muchos de los libros y documentos
se ubicarían en un archivo o museo y no en una biblioteca pública.
“La biblioteca cuenta con
aproximadamente 28.000 volúmenes, aunque la cantidad de libros que han
ingresado no se sabe exactamente porque no se cuenta con un registro de
inventario”.
Recuperar la biblioteca, como los
lectores, será, por ende, un esfuerzo titánico. Mucho más fácil habría sido
seguir haciendo la plancha.
BUSCANDO RESULTADOS
Por ese motivo recuperar su rol
cultural –el que jamás debió haber perdido- será un esfuerzo de largo aliento.
Si estuvo décadas condenada al olvido y quienes llegaron prometiendo sacudir
hasta las raíces de los árboles no pudieron darla vuelta para sacudirle el
polvo, seguro no debe ser tarea sencilla.
Así que hemos decidido dar un
segundo paso: poner en condiciones una biblioteca de novelas, diarios y
revistas para comenzar a captar usuarios.
Limpiar y acondicionar habitaciones
para uso del público, un rincón infantil decoroso, crear un catálogo accesible,
inventariar libros, registrar usuarios, además de retirar libros obsoletos, en
mal estado o repetidos son algunas de las tareas que ya hemos comenzado.
Se trata de un proceso de mejora
continua: poco a poco.
EL DESCARTE
El descarte de libros es, tal vez,
una de las cosas más osadas. No hay registros de ello y si alguna vez se hizo,
fue a escondidas.
La población es sensible a la
destrucción de libros, por eso se hará tomando en cuenta la reglamentación
aprobada en el 35 Plenario del Congreso Nacional de Intendentes, el día 12 de
noviembre de 1998 en Minas, que toma la Ref. VII Unificación de normas sobre
descarte de material de bibliotecas, Res. nº 7, “Resolución sobre políticas de
descarte de unidades bibliográficas del II Encuentro Nacional de Bibliotecas
Públicas” celebrado en Salto en el año 1997.
No se trata de destruir para abrirse
paso.
UN ESPACIO MÚLTIPLE
Con el apoyo del Grupo Varela hemos
promovido lecturas de libros para niños.
El Centro Cultural de España nos ha prestado
películas para proyectar a grupos de pasivos; hemos traído a abuelos de Cruz
Alta.
Hemos realizado ya varias
conferencias, presentaciones de libros y exposiciones. La Sala Héctor René ha
sido el escenario. En la última feria del libro tuvo un rincón infantil del CCE:
ahora estamos adquiriendo uno propio.
Este año trabajamos con la fundación
Beyond Access, que pone a las bibliotecas en el centro del desarrollo social y
económico.
Tenemos una biblioteca con un siglo
de pasado y esperamos contribuir para que tengamos una con cien años de futuro.
Hay mucha gente involucrada en este proyecto, pero todo dependerá de los
floridenses.
(Publicado en El Heraldo el
16/04/2014)
*Periodistas, director de Cultura.
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